La advertencia de algunos expertos de acabar con esta especie de ‘megahervíboros invasores’ es con el fin de evitar una “catástrofe ambiental” en la región.
Luego de la muerte del narcotraficante colombiano Pablo Escobar, en 1993, los cuatro hipopótamos que el capo había traído de África fueron puestos en libertad y hoy se calcula que su número podría llegar a los 100 ejemplares.
Por su gran tamaño y voraz apetito, el impacto ecológico de los hipopótamos colombianos puede ser mayúsculo, pues son capaces de modificar el ambiente físico de una manera que altera el hábitat y la disponibilidad de recursos de otras especies animales.
Además, contaminan con sus desechos las aguas donde reposan y son muy territoriales, lo cual significa un riesgo para la vida de las personas que se crucen su camino.
El diagnóstico de que había que sacrificarlos no es nuevo, según un grupo de científicos, que tienen en cuenta que dado que la especie no es nativa de Colombia, se le considera invasora y nociva para el medio ambiente, sobre todo en un futuro, cuando crezca su número.
¿Por qué científicos piden sacrificar hipopótamos de Pablo Escobar en Colombia?
El tema del sacrificio de los hipopótamos de Pablo Escobar en Colombia se volvió a mencionar en un estudio de este año publicado por la revista Biological Conservation citado por CNN, que sugiere que los hipopótamos sean sacrificados para evitar efectos negativos a largo plazo, aunque el medio menciona a otros científicos ؘ–como el biólogo de la Universidad nacional de Colombia Enrique Zerda– que prefieren la castración para controlar la población de estos gigantes, teniendo en cuenta el bienestar de los ejemplares y el hecho de que muchos lugareños aprovechan su presencia como una atracción turística que ayuda a sus comunidades.
Otra de las razones para no matarlos, según el biólogo de la Nacional citado por CNN, es que estos animales están amenazados en África y por ende los ejemplares en Colombia podrían prolongar su supervivencia en el planeta.
No obstante, es un hecho que aunque estos animales no son carnívoros, sí pueden atacar a seres humanos y herirlos o matarlos con sus enormes y afilados colmillos, como sucedió en mayo de 2020, cuando un hipopótamo persiguió e hirió de gravedad a un campesino de 45 años en Puerto Triunfo, Antioquia.
También hay preocupación por la posibilidad de que estos herbívoros transmitan enfermedades a los humanos.
“A nadie le gusta la idea de dispararle a un hipopótamo, pero tenemos que aceptar que ninguna otra estrategia va a funcionar”, expresó la ecologista Nataly Castelblanco Martínez al diario británico The Telegraph.
Es por estas razones, y por la imposibilidad logística de castrarlos a todos, que se plantea sacrificar a la mayoría para contener su expansión descontrolada, aunque dichos sacrificios no comenzarían de forma inmediata, por considerar que la población de esta especie aún no es tan grande para que represente el peligro ambiental que se ha mencionado.
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